VIII.-
LAS CLASES SOCIALES EN BOLIVIA
La penetración
imperialista, hemos señalado, ha configurado a Bolivia como país capitalista
atrasado. Esto implica también la conformación, características y
particularidades de las clases sociales en el país.
EL PROLETARIADO. El proletariado boliviano es prácticamente hijo de la
penetración imperialista. Junto a la transformación industrial de las
minas, fines del siglo XIX e inicios
del siglo XX, aparece el proletario, es decir el trabajador asalariado.
Su núcleo fundamental y que se constituyó en el sector obrero
políticamente más avanzado, se formó alrededor de la explotación de las minas,
particularmente durante el ciclo estannífero. Impulsado también por el
desarrollo minero se desarrollaron algunas fábricas en las ciudades
directamente vinculadas a proveer algunos insumos a las minas.
Actualmente el sector petrolero ha tomado preeminencia en la economía
nacional, sin embargo el proletariado petrolero no ha alcanzado el nivel de
madurez política que alcanzó el minero. El proletariado fabril en las ciudades,
por el escaso desarrollo industrial del país, está desperdigado en pequeños
sindicatos. No existen grandes fábricas
que concentren gran número de trabajadores. Actualmente el proletariado
fabril en Santa Cruz no es despreciable, sin embargo es muy nuevo, apenas
comienza a organizarse sindicalmente para luchar contra los abusos de la
patronal.
La fuerza del
proletariado minero arrancó de su vinculación directa al sector fundamental de
la economía nacional orientado íntegramente a la exportación para el mercado
mundial. En las minas se conformaron las mayores concentraciones obreras. Se
trata de un proletariado joven, no sólo por la corta edad de la gran mayoría de
sus miembros; las durísimas condiciones de trabajo en las minas determina un
bajo promedio de vida, sino también porque no recibió la influencia ideológica
de corrientes migratorias extranjeras que trajeran consigo las deformaciones
reformistas del marxismo. Es un proletariado íntegramente indígena que, al
calor de la lucha y la presencia del POR, políticamente asimiló lo más avanzado
de la ideología marxista: el troskysmo con la famosa Tesis de Pulacayo cuya
vigencia se mantiene como la referencia revolucionaria del proletariado pese a
la relocalización de 1985 por el cierre de las minas de COMIBOL que dispersó al
sector políticamente más avanzado del proletariado minero.
En la periferia de las minas han proliferado las cooperativas mineras
que laboran parajes y minas marginales en condiciones tecnológicas propias de
la colonia, benefician los minerales de manera manual en jornadas agotadoras
sin beneficios sociales ni protección alguna. Los cooperativistas bajo el
capitalismo y en las condiciones de la bonanza de precios que ha vivido el país
en esta ultima década, tienden a degenerarse y convertirse en explotadores de
otros obreros.
LA BURGUESÍA. La clase
dominante en Bolivia se remonta a la feudal burguesía asentada en la
explotación gratuita del trabajo del pongo, herencia de la colonia española que
el criollaje blancoide mantuvo en la República.
Esta clase retrógrada no tuvo tiempo de desarrollarse como una burguesía
nacional que desarrolle la economía nacional a la manera capitalista, es decir,
lo industrialice. Ya hemos señalado cómo el capitalismo llegó al país bajo la
forma de capital financiero interesado en transformar los modos de producción
precapitalistas existentes solamente en aquella rama de la economía de su
propio interés, la minería y actualmente el gas.
La casi inexistente burguesía nacional ha sido reemplazada por el
imperialismo. Débil en extremo respecto a la burguesía internacional, es decir,
al imperialismo, las transnacionales, para existir y sobrevivir no tiene más
remedio que vivir a la sombra del imperialismo, es una clase antinacional,
básicamente comercial y que en buena medida se enriquece esquilmando los
recursos del Estado.
El desarrollo económico de una parte del Oriente boliviano alrededor de
la producción agrícola destinada a la exportación (fundamentalmente soya),
desarrollo logrado gracias a inversiones del capital extranjero, a créditos
bancarios blandos ordenados por el gobierno de Banzer durante los años 70, e
inversiones estatales en la construcción de caminos, etc., ha permitido el
surgimiento de una nueva capa social de la burguesía, la burguesía
agro-industrial terrateniente.